La versión Renaissance que disfrutamos hasta ahora fue diseñada por Philibert Delorme, reputado por sus otras obras (Chateau d’Anet, les Tuileries en París, etc.) y la fecha de esa transformación se sitúa entre 1515 y 1576.
Aquella mansión sobre el río Cher se encuentra en una provincia al suroeste de París, famosa por sus varios castillos de tamaño más imponente, como Chambord, o más sencillo, como Azay le Rideau o Cheverny (el castillo de Tintín).
La dueña más conocida es Diane de Poitiers, amante del rey Francois II, quien le regaló el castillo en 1547. Diane extendió muchas partes a la construcción anterior: primero una galería para llegar al otro lado del río, segundo los jardines de flores, verduras y huertas siguiendo un diseño de cuatro triángulos. Asimismo Catherine de Médicis, la dueña siguiente (además de esposa legítima de Francois II), aumento el tamaño de esos jardines y organizó el primer fuego artificial jamás visto en Francia.
Durante la Revolución el castillo fue preservado del furor por el hecho de que era el único puente sobre el río. En esa época perdió también la x final de su apellido y desde entonces se distingue del pueblo Chenonceaux por su nueva ortografía.
Luego otro momento anecdótico en su historia sucedió durante la Segunda Guerra Mundial. De casualidad la frontera entre las dos Francia (la del Norte ocupada por los alemanes, la del Sur libre solamente por unos años) pasó casi a la mitad de la galería, una oportunidad que tomaron los miembros de la Resistencia para ayudar a aquellos que necesitaban escapar.
Hoy en día se alcanza de manera más formal gracias a la autopista A10 desde París hacia Tours. Después basta con tomar la ruta regional, D 140, hasta Chenonceaux. Aunque pequeño, el pueblo tiene una ventaja inestimable: ¡cuenta con una hostería de categoría! (de la cadena “Albergues del Silencio”, que se destaca por su cortesía y su tranquilidad) Además de eso, es recomendable particularmente por su chef, que sabe aprovechar la horticultura local y proponer una cocina delicada y variada cada noche.
El castillo se visita todo el año con una guía titulada, incluso se alquilan botes de remos para pasear sobre el Cher. Durante el verano, se dan espectáculos nocturnos (de sonido y luz) y fuegos artificiales cada fin de semana. Al fondo del parque, el restaurante l’Orangerie (invernadero de naranjas) se reserva para bodas y recepciones privadas.
Para terminar, cabe mencionar que Chenonceau es el castillo más visitado de Francia, en segundo lugar después de Versailles.
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