martes, 9 de diciembre de 2008

El legado de Muhammad Yunus: Microcrédito

Un año después de que las Naciones Unidas declararon 2005 como el año mundial del microcrédito, la academia Nobel otorgó el premio de la Paz 2006 a Muhammad Yunus y al Banco Grameen por sus contribuciones al desarrollo de programas de préstamos en Bangladesh.

En febrero de 1997, durante la cumbre del microcrédito se había adoptado la siguiente definición: “El microcrédito consiste en programas que entregan préstamos a la gente muy pobre para proyectos individuales de empleo que generan ingresos, permitiéndoles mantenerse y a sus familias también1.

Los beneficiarios son los olvidados del sistema mercantil, que no ofrecen garantías suficientes sin trabajo fijo y, más que todo, sin historia de crédito. Para ellos no había ningún otro recurso que pedir préstamos fuera del sistema legal con el peligro de no poder pagar las muy altas tasas.

Dados los éxitos de esos programas, bancos y entidades financieras cambiaron sus puntos de vista hasta considerar a los prestatarios como nuevos participantes de la red monetaria. Ahora bien, los proyectos de microfinanzas se ven como oportunidades y fuentes de crecimiento futuro.


Renovación

Según la fuente de la organización Grameen2, para remontarnos en la historia, el concepto y la metodología se originaron en 1976 en Bangladesh. Regresemos a 1974 y sigamos al profesor Yunus, en esa época egresado de Economía de la Universidad de Chittagong, que con sus estudiantes había visitado un pueblo pobre para hacer entrevistas entre los habitantes. Durante una conversación con una mujer, se dio cuenta de que para producir cualquier cosa los campesinos tenían que pedir préstamos y reembolsarlos a una taza de 10%, lo que les dejaba un margen de beneficio ínfimo. Ese día nació la idea del profesor de prestar su propio dinero a un grupo de productores.

Con sumas moderadas, la gente sobrevivía y poco a poco salía de la pobreza, además se animaba para realizar otros proyectos. El proceso generaba cada vez más iniciativas y recursos para toda la gente cercana hasta que, por ejemplo, un pueblo entero se involucraba en el plan de unos pocos.

Yunus extendió esa noción de micro préstamos hasta 1983 (aunque sin el soporte del gobierno o de los bancos) y en 1983 fundó el banco Grameen de Bangladesh (palabra que en el idioma local significa banco del pueblo). Hoy en día, Grameen cuenta con 1084 sedes, 12,500 personas que atienden a 2.1 millones de prestatarios en 37,000 pueblos. De todos los préstamos, 94% de ellos se otorgan a las mujeres y 98% de éstos son reembolsados, un porcentaje muy superior a la de los bancos tradicionales. Más sorprendente es el hecho de que los beneficiarios no presentan nada más que sus garantías personales y las de sus avales. De esa manera se desarrolla también la solidaridad y la participación de todos en el dominio económico de su país o provincia. Al final, los prestatarios se vuelven dueños del banco hasta poseer 90% de las participaciones mientras el gobierno se satisface con 10%.

En las Américas

Respecto a México existen algunas iniciativas similares, algunas de largo plazo otras más recientes. En agosto de 2008, el periodista Marco Appel hizo una entrevista con Microfinance, un banco checo que incursionó hace pocos años en Latinoamérica3.

Según Linda Hanykova, directora ejecutiva de Microfinance, “El sector de microcrédito en México es muy seguro”. Microfinance es la primera compañía checa en seguir el concepto innovado por Muhammad Yunus. Cuenta con la ayuda de Tomas Hes, economista y uno de los fundadores del banco, que conocía el sector mexicano de microfinanzas. Hes describe así los participantes en los proyectos: “La mayoría son personas a las que les gusta la idea de ayudar con su propio dinero. Pero también participan intermediarios financieros que tienen capital para invertir y ven esto como una oportunidad interesante”.

Para continuar hay otra organización que opera en México desde 2001, y que se llama Pro Mujer. Lynne R. Patterson, maestra de escuela estadounidense, y Carmen Velasco, psicóloga infantil boliviana, crearon Pro Mujer en Bolivia en 1990. Ellas querían ayudar a las mujeres de más bajos recursos a lograr un bienestar económico y social. Una donación del gobierno de los Estados Unidos ayudó a Lynne y Carmen a ponerse en marcha: conocían a mujeres en casas y patios y les impartían cursillos para enseñarlas métodos de planificación financiera y educación infantil4.

Más allá de los servicios financieros, Pro Mujer se define ahora como una red de microfinanza que ofrece crédito, acceso a cuentas de ahorro, atención en salud y capacitación (por ejemplo, conocimientos básicos en informática) a mujeres empresarias de pocos recursos en América Latina.

El modelo de Lynne y Carmen se inspira también en la metodología del Banco Grameen de Bangladesh. Según la fundación, el modelo se repitió exitosamente en Nicaragua en 1996, en Perú en 1999, en México en 2001 y en Argentina en 2005. Por lo tanto los servicios dados en cada oficina de Pro Mujer han sido modificados para adaptarse a las condiciones económicas y culturales de cada país. Por ejemplo en México, Pro Mujer imparte capacitación en desarrollo personal, salud reproductiva, prevención de violencia doméstica y desarrollo empresarial. Todos los servicios, sean financieros o de desarrollo humano, se ofrecen en los centros vecinales para minimizar el tiempo y el costo de las clientes.


Conclusión:

Como se ve, los conceptos claves de la microfinanza consisten en ofrecer préstamos dirigidos mayoritariamente a mujeres que además de una idea empresarial, puedan contar con una red de soporte, ya sea familiar o de amigos. El otro punto importante es que, siguiendo la estructura del banco Grameen o de otros organismos, las ganancias suelen ser casi seguras, de hecho movilizan tanto a los individuos como a los grupos financieros interesados en invertir en un ámbito seguro. Irónicamente, ahora vemos que de ese tipo de participación ¡se puede generar más ganancias que en las tradicionales operaciones bancarias!

Aunado al aspecto financiero, los proyectos bien concebidos alcanzan más para asegurar la sobrevivencia cuando, por ejemplo, promueven el bienestar futuro de las familias en los temas de la educación y de la salud. Todos estos factores contribuyen a mejorar la calidad del trabajo y consecuentemente la prosperidad futura de los integrantes. Sabemos que la ingeniosidad humana no tiene límites, de este modo iniciativas sencillas y delimitadas pueden coexistir con políticas más generales de tipo gubernamental. No obstante el propósito benéfico de aquellos programas ambiciosos, la experiencia demuestra que una pequeña entidad se maneja con más eficacia.

En este punto, cuando ampliamos la reflexión al nivel mundial, basta ver que después de muchas décadas de ayuda internacional claramente hemos logrado todos los objetivos que nos hemos propuesto. En parte porque a medida de que se mejoran las condiciones de vida, aunque poco, crece la natalidad y el problema de recursos escasos se vuelve a darse. Otra razón es que nos falta la coordinación mundial para estimular planes conjuntos en lugar de observar a todas las agencias que “compiten” exageradamente para implementar sus proyectos en los países emergentes, de tal manera que a veces esos países ni siquiera logran manejar sus propios asuntos5.

Al fin y al cabo se trata de apoyar a la mitad de los seres humanos: las mujeres. En países desarrollados sus demandas progresan y poco a poco penetran en todos los campos tradicionalmente masculinos. En otros países su situación mejora hasta cierto punto, si de repente llega una crisis, ellas son las primeras en caer en la escala social. Desgraciadamente, las sociedades en desarrollo dependen casi exclusivamente de las mujeres para mantener el tejido social, ya que son ellas las que unen las generaciones y se comprometen con el futuro de sus hijos.

La filosofía participativa y comunitaria trata también de sobrepasar el círculo vicioso de la soledad y de la pobreza. Cuando el microcrédito se enfoca en servicios sociales más que en microempresas, como por ejemplo las guarderías infantiles, que son el elemento indispensable para favorecer el trabajo femenino, da un impulso tan fuerte para salir adelante que casi no se puede medir.

Referencias

[1] Fuente: la librería virtual sobre el microcrédito
[2] http://grameen-info.org/
[3] http://www.cnnexpansion.com/emprendedores/2008/08/31/gracias-yunus
[4] https://www.promujer.org/
[5] “The future of aid. A scramble in Africa”, The Economist, septiembre de 2008.

Bibliografía:
http://grameen-info.org/
http://www.cnnexpansion.com/emprendedores/2008/08/31/gracias-yunus
https://www.promujer.org/
http://www.fundacionmicrofinanzasbbva.org/english/enlacesInt03.html
http://www.newsweek.com/id/104514
“Why Think Small? - Ngos Need To Shed Ideology To Act Like Real Businesses, Kurt Hoffman, Newsweek, Sep 5, 2005.

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