jueves, 20 de mayo de 2010

LA INDIA BONITA

Soy francés y con mi familia franco-mexicana fuimos el año pasado a visitar durante una semana el suroeste de la India, precisamente la región costera entre Chennai (Madrás) y Pondicherry.
Primero, partimos de París, pasando por Frankfurt, en un vuelo directo de 10 horas que llegó a las once de la noche a Madrás. Al salir del aeropuerto, había un montón de gente animada en afuera pero nos reunimos con el taxista que nos llevo a una alta velocidad con su coche de los años sesentas a nuestro hotel. Ahí preguntamos si podíamos cenar algo (era casi la una de la madrugada) y el mesero del restaurante nos aviso que no había ningún problema para él; de hecho, ¡el era el cocinero también!

Al día siguiente por la mañana el chofer que habíamos reservado ya nos estaba esperando enfrente del hotel desde las ocho, vestido de blanco como un ‘Stewart’ en los cruceros. Le avisamos que queríamos visitar un poco de la ciudad de Madrás antes de salir para Mallalapuram, donde habíamos reservado un hotel por dos noches.

A continuación, todo salió muy bien sobre la carretera india. En comparación, las carreteras mexicanas parecen muy ordenadas, porque ahí todo tipo de vehículos, gente y animales circulan de día y de noche. La mayoría de las familias circulan con motonetas, y hasta cinco personas pueden caber en una sola motocicleta: el padre manejando, la mamá atrás sentada de amazona con su ‘sari’ multicolor, la hija mayor atrás de la mamá, su hermano atrás, y el niño más pequeño adelante del papá sobre el tanque; todos por supuesto sin cascos.

Llegamos a Mallalapuram en la tarde y, entretanto, disfrutamos mucho el estar al lado de la playa en una casona con acceso directo a unas albercas preciosas ubicadas en el parque del hotel.
Mallalapuram es un sitio preservado por la UNESCO como patrimonio de la humanidad, especialmente por sus templos situados al frente del mar: todos resistieron el tsunami que también llegó a la costa oriente de la India.

lunes, 17 de mayo de 2010

MI VIAJE A CHIAPAS

Yo soy ucraniana y tengo mucho interés en conocer otros lugares y países. Me gusta mucho viajar y conocer diferentes culturas y costumbres, admirar la belleza de la naturaleza y de la arquitectura. Así que, gracias a mi novio, he podido visitar muchas ciudades mexicanas.

México es un país maravilloso, tiene de todo: montañas, mares, playas, selvas, desiertos, parques ecológicos y zonas arqueológicas. Es decir, necesitas mucho tiempo, si quieres explorar todo el país. He visitado muchos lugares de México, pero ahora les quiero contar sobre el último viaje que hecho. Fuimos a conocer el estado de Chiapas, uno de los estados con más tradición y cultura, uno de los lugares donde se desarrollan muchos grupos indígenas. Nuestra visita inicio en el aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, en el cual tomamos un taxi hacia la hermosa ciudad de San Cristóbal de las Casas. Es una de las ciudades construidas durante la Colonia española. Nos encantó mucho esta bonita ciudad, ubicada en una zona montañosa, donde podemos encontrar una gran cantidad de grupos étnicos y escuchar sus lenguas tan raras para nuestro oído. Al poco tiempo, nos trasladamos al pueblito de Chiapa de Corzo, donde está el embarcadero para realizar la visita para navegar por el cañón del Sumidero. Allí abordamos las lanchas que lo recorren. Nos quedamos asombrados por el viaje en el cañón, donde pudimos observar, no sólo la imponente formación geológica natural de hasta 100 metros de altura, sino también la fauna y la flora. El recorrido fue impresionante, ya que a lo largo del Sumidero pudimos ver cascadas, la riquísima vegetación y fauna del lugar.

Luego, para continuar con la ruta, llegamos y admiramos las hermosas cascadas del Chiflón que están a 130 km aproximadamente de Chiapa de Corzo. Nos alegramos mucho de ver este lugar tan hermoso. Para conocerlo tuvimos que caminar casi 1.5 km hacia arriba. Durante el trayecto encontramos mesas para comer, restaurantes, cabañas con baño. Lo más bonito de este recorrido era el color de las albercas naturales que se forman a lo largo del río. ¡Era un paisaje increíble que nunca había visto hasta ese momento! A continuación, nos dirigimos a las Lagunas de Montebello que están a 50 km del Chiflón hacia el sur del estado de Chiapas. Es un parque nacional ecoturístico que fue creado en 1959. Es un lugar de gran belleza formado por más de 60 lagos de diferentes dimensiones y tonalidades que van desde el verde hasta el azul turquesa. Allí encontramos lugares para comer, caballos y lanchas para pasear. Para terminar, quisimos visitar la zona arqueológica de Palenque, pero no nos dio tiempo, así que tenemos que regresar a Chiapas para visitar otras zonas de interés. Nuestro viaje a Chiapas fue inolvidable, me quedé muy contenta y muy emocionada por ver la naturaleza tan bella y virgen. Les recomiendo a todos que vayan a conocer este estado maravilloso y no olviden traer como regalo el chocolate y el café de Chiapas. ¡Deliciosos!

martes, 4 de mayo de 2010

Viaje a Acapulco

Me gustaría contar mi emoción cuando conocí Acapulco por primera vez. Soy brasileña y en mi país tanbién hay playas lindas y maravillosas como allí, pero sentí una felicidad tan grande que no tengo palabras para describirla. Yo creo que tal vez fue por el hecho de que Elvis Presley estuvo allí grabando películas (siempre fui su fan).

Primero, empezó cuando iba para el hotel ¡Qué agradable era la ciudad! La gente caminaba en las calles, sin preocupación, bronceada y feliz. Observé que había muchos restaurantes con comidas típicas, muchas tiendas, todo parecía atractivo. Pedí al chofer que hiciera un recorrido antes de que llegáramos al hotel. Él pasó por toda la avenida costera y vi que había hoteles para todos los gustos, más y más restaurantes, discotecas, como Planet Hollywood que había conocido en otros países y me encantó saber que también estaba allí. Estuvimos por el Zócalo y luego precebí que Acapulco es también una ciudad excitante con muchos siglos de historia y cultura por descubrir.

Después de este recorrido llegamos al hotel, donde rápidamente dejé mis maletas, me cambié y fui a la playa. Quería pisar la arena, disfrutar aquellos momentos inovidables. La rara mezcla de sus playas doradas era fascinante a los ojos. La bahía estaba repleta de playas. Muchos de los restaurantes tenían sombrillas, sillas y mesas en la arena, por lo que se podían disfrutar los alimentos y bebidas a la orilla del mar. Me senté en uno de esos restaurantes mientras apreciaba la belleza del mar, saboreaba un platillo y tomaba un jugo bien frío. ¡Qué delícia de vida! A continuación me puse a caminar y así fui conociendo más cosas y bronceandome bajo el sol que estaba divinamente hermoso.

Un poco más tarde regresé al hotel a bañarme y cambiarme para conocer la vida nocturna de Acapulco. Ya en mi habitación, observé el paisaje por la ventana ¡Qué vista más bella! ¡Parecía un sueño! Cuando estaba saliendo del hotel, pude ver que allí mismo tenía la oportunidad de divertirme. En el hotel había restaurantes con música en vivo y platillos de variados tipos; la gente bailaba, había mucha alegría. Me quedé un rato y luego salí a descubrir la noche en esa ciudad tan encantadora. Allí se respira magia en el aire. La vista de la bahía de Acapulco, con sus millones de luces reflejadas en el agua como estrellas, era simplemente impresionante y probablemente uno de los ecenarios más románticos del mundo. La diversión a lo largo de la costera era variado y constante, creaba un maravilloso sitio para comer, cenar o mirar hasta encontrar lo que se desea. Cené en uno de los restaurantes; una tarea difícil, porque uno era tan bueno como el otro. Comí como una reina y luego salí a caminar nuevamente. Entré a una discoteca, toda sofisticada, llena de gente bonita y alegre. Escuché la música que nos llevaba a bailar y disfruté mucho eso. Al final estaba bastante cansada y regresé al hotel.

Para cerrar la noche con broche de oro me fui a la playa, entre en el agua que estaba fresca y relajante, bajo un cielo estrellado y una luna llena. Fue un momento mágico y que no olvidaré jamás.