jueves, 29 de abril de 2010

Mi Brasil de mil colores y encantos

Todo inició en enero de 2003, cuando mi mamá y yo decidimos ir a conocer el estado de Ceará, que se encuentra en el noreste de Brasil. Primero, obviamente, nos organizamos con los boletos de avión, después, pensamos dónde nos íbamos a quedar. Al poco tiempo ya estábamos listas, pues nos gustaba mucho la idea de conocer este hermoso lugar.

Luego de que llegamos a Ceará nos hospedamos en un hotel que se llama Meliá. Desde nuestra salida hasta nuestra llegada, todo fue un recorrido hermoso, con playas maravillosas y un encantador paisaje desde dentro del autobús que nos llevaba al hotel. Mientras estábamos ahí, empezaron nuestras tan soñadas vacaciones.

El primer paseo fue conocer la playa de Canoa Quebrada, donde un cantante muy famoso llamado Fagner tiene una casa. Obviamente todo eso dentro de un boogy. Sentíamos el viento en nuestras caras, así como el sol tan brillante; algo casi indescriptible.

A continuación, fuimos a un lugar llamado Mercado de Artesanías, donde pudimos apreciar la belleza de las cosas hechas ahí. Claro, hicimos unas compras básicas para nuestros amigos y familiares. Siempre hay una persona querida a la que queremos regalar un recuerdo. Ya en la noche fuimos a cenar y luego a descansar, pues muy temprano pasaría una camioneta por nosotras para llevarnos a dar otro paseo, un lugar llamado playa de Geriquaquara. Como estábamos muy cansadas, inmediatamente nos quedamos dormidas.

Una vez despiertas, fuimos en la camioneta a esta preciosa playa. Solamente relatar tal historia me hace recordar lo bello que fue hacer este paseo. Conocimos varios lugares durante el recorrido, a continuación llegamos a Geriquaquara, ¡vaya, qué lugar!, no hay palabras que puedan expresar tal alegría. Un agua azul sin igual, caliente, cosa que en el sur de Brasil no existe. Una vez que llegamos ahí, comimos un rico pescado y también platillos típicos de este lugar, algunos riquísimos, otros ya no tanto para nuestro paladar, pero hay que probar de todo. Un poco más tarde, en este mismo día, fuimos a conocer un bar, en donde se bailan danzas típicas. Puedo afirmar que jamás había visto algo tan hermoso y candente en mi vida, simplemente fabuloso. ¡Fue otro día maravilloso! Enseguida llegamos al hotel, exhaustas, pero felices. Imagínate, dormimos como ángeles.

En este viaje conocimos varios lugares bonitos, pero uno que en especial nos llamó la atención, la playa de la Piedra Furada; es un lugar paradisiaco. No tengo palabras para poder explicar tanta belleza. En ese momento nos quedamos contemplando la magnitud divina de este lugar con una vibra extraordinaria, con una arena muy limpia y blanca. Nos miramos mi mamá y yo y, casi sin decir nada, nuestros corazones latían fuertemente; en ese instante pensé: ¡Dios existe e hizo este lugar!

Estábamos al final de nuestras vacaciones. Y para cerrar con broche de oro nuestro viaje, tuvimos la oportunidad de ver el sol poniéndose en el horizonte por última vez. ¡Qué espectáculo, qué maravilla!

Sugiero a quien quiera conocer Brasil, que vaya al noreste. A final de cuentas no existe sólo Río de Janeiro, sino también otros lugares, igual o más hermosos. Puedo citar algunos rápidamente aquí: Río Grande do Sul, tierra de buenos vinos; en mi estado, Paraná, la ciudad de Curitiba, considerada ciudad modelo y ecológica. Conoce también Sao Paulo y sus barrios italianos y portugueses, con una pizza deliciosa.

En Rio de Janeiro sus playas, Ipanema, Leblon, Barra da Tijuca, por favor, cuidado con los caminos que llevan a las favelas, allí hay que estar acompañado por un guía de turistas.

Finalmente en Brasil hay 26 estados, y una extensión de 8,500,000 km. Creo que cada lugar tiene su riqueza y encanto propio.

Ven y conoce Brasil, vale la pena.

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