domingo, 4 de octubre de 2009

¡DILES QUE NO ME MATEN!

“¡Diles que no me maten!” de Juan Rulfo es un cuento que caracteriza la cadena perpetua de violencia que los mexicanos han sufrido por siglos. También la obra refleja la memoria colectiva de humillación violenta a un miembro de la familia (en este caso el padre) y la emoción irrefrenable de venganza.

Pasaron treinta y cinco años desde que Juvencio Nava mató a don Lupe Terreros por una disputa territorial. Desde entonces Juvencio tuvo que vivir como un fugitivo, no sólo de la ley sino de la venganza. En su vejez cuando Juvencio finalmente llegó a sentir en la mente la paz, los captores que el hijo de don Lupe mandó vinieron por él. El hijo, quien llegó a ser un coronel, dio la orden de fusilarlo. Justino, el hijo de Juvencio, regresó al rancho donde la familia se había escondido por décadas con el cadáver de su padre.

Aunque Juvencio pidió al coronel perdón, no lo condenó por el hecho de la venganza. Para ambos Juvencio y el coronel, la venganza es un acto predestinado, muy natural. El coronel no parecía tener consolación con la muerte pero lo hizo simplemente por un sentido de obligación. Mientras un desequilibrio fue creado por el asesinato de don Lupe, el balance fue reestablecido por el fusilamiento, pero emergió un nuevo desequilibrio por parte de la familia de Juvencio. Y la trama insinúa la repetición perpetua de venganza entre dos familias.

La venganza familiar es un tema universal a través de culturas diferentes. Sin embargo, para los mexicanos el tema no es un cuento en un mundo de novela sino una realidad acuñada fuertemente en su memoria colectiva por una historia trágica, la tragedia de la violación de su cultura por parte de otra que los creó, la tragedia de ser hijos ilegítimos de hombres en el poder, la tragedia por desconocer a sus padres o no tener ninguna perspectiva de lograr un modo de vida como el de sus padres, la tragedia de ser exiliados en su propia tierra. Esas tragedias no necesariamente son la experiencia individual pero los mexicanos las comparten como experiencia colectiva y también mantienen el deseo irresistible de corregir los desequilibrios que las crearon. La venganza familiar es una expresión de esa mente.

La novela también indica que la Revolución falló en reparar la conciencia en desequilibrio del pueblo mexicano.

La muerte de don Lupe subraya que el problema agrícola que había causado la Revolución todavía existía en la época de la posrevolución. La equivocación en la reforma agrícola insinúa la equivocación en restaurar una nueva identidad y estimación propia entre el pueblo que había intentado re-evolucionar. La corrupción de la elevada idea de la Revolución ha dado como resultado la persistencia de desigualdad e injusticia social, y la continuación psicológica del sentido negativo que los mexicanos habían heredado por la historia trágica. Por eso la venganza sigue siendo una norma, al contrario de otras culturas, en México como una expresión popular para derrotar la historia tan triste de su raza.

La fuerza de esta obra existe en este contexto histórico y el cuento puede tocar la mente y la memoria colectivas de lectores mexicanos directamente.

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